Aprendiste a vivir sin mí. Intencionadamente o no, asumiste la brevedad de tu papel. Te resignaste. Y empezaste de cero. Sin más. Dejé de existir y dejé de importar. Y pasé a ser un recuerdo, una cara borrosa en una foto vieja.
Pero yo SOY y yo EXISTO. Mi dolor es real. He crecido sola, te he añorado mucho.
¿Y ahora? Se nos ha hecho tarde.
Y tú te has ido. Y contigo se ha ido la esperanza.
Lloro. Por tu recuerdo, pero también por lo que pudo haber sido, y ya nunca será.
~ a mi padre ~